El profesor Jay Rao explica que “los gorilas son fuertes, tienen una poderosa musculatura y poderosos dientes”. Son respetados, pero lentos, pesados y tradicionales, por lo que se basan en lo que conocen y apenas exploran, ya que son sedentarios. “Por su parte, los chimpancés son más ágiles que los gorilas, exploran su entorno más que éstos, pero sólo cuando lo necesitan”, expone y agrega que los monos, en contraste, están siempre en movimiento, se ayudan entre ellos y están permanentemente explorando nuevos territorios para sobrevivir.
Rao no es un etólogo, ni de cerca, sino un académico especialista en emprendimiento. En su libro Innovación 2.0, el profesor utiliza esta analogía, para explicar las diferencias culturales en torno al desarrollo de nuevas oportunidades a través de la innovación abierta, dentro de los distintos tipos de empresas.
Como los gorilas, las grandes empresas “tradicionales” tienden a ser conservadoras, en cuanto a cultura corporativa se refiere. Al otro lado, a las startups -como a los monos- las impulsa las ganas de descubrir nuevos espacios en los cuales desarrollarse, a través de la cooperación con el entorno externo. Existen también “empresas chimpancé”, algunas más ágiles que otras y algunas con más musculatura que otras, pero que se mueven más que nada por necesidad y no por un espíritu innovador.
Sin embargo, a diferencia del reino animal, estos gorilas viven cada vez menos: alguna vez vivieron en promedio 18 años, hoy unos 7, según los estudios presentados por el autor. ¿Cuál es el problema? Precisamente, la cultura corporativa es la principal barrera ante las nuevas necesidades de cambio que surgen en el contexto actual y muy pocas organizaciones están preparadas para enfrentar este desafío.
Desde esta perspectiva, la cultura de una organización es entendida incluso como una ventaja competitiva, y -según Jao- pesa más que la propia cultura de un país cuando hablamos del éxito de las empresas en los procesos de innovación.
Pero ¿en qué aspectos se manifiestan las fricciones culturales?
Dentro del Modelo de Cultura de la Innovación, diseñado por Jay Rao y Joseph Weintraub, algunos de los aspectos culturales que limitan los procesos de innovación abierta son los siguientes:
La burocracia de los gorilas
Existen normas que delimitan fuertemente las acciones que se llevan a cabo dentro de las empresas y que, en alguno de los casos, restringen la apertura de puertas a otras ideas y discusiones. De esta forma, la burocracia se vuelve el mayor aniquilador de nuevas iniciativas.
El idioma de los monos
Si hablamos de cultura, en prácticamente cualquiera de sus acepciones, el idioma es un aspecto primordial, ya que ofrece una síntesis de los valores y códigos culturales de un grupo. Así, una fricción recurrente en los procesos de innovación tiene que ver con la dificultad que tienen las grandes empresas para adaptarse y comprender cabalmente los nuevos conceptos, que muchas startups ya tienen incorporados en sus procesos.
La falta de recursos
Desde una perspectiva de la cultura corporativa, tiene que ver con la poca valorización dada por las empresas a la innovación. Así, se manifiesta en una constante limitación de recursos: falta de espacios físicos, falta de especialistas, falta de recursos económicos y empleos de medio tiempo dedicados a estos procesos. Es decir, aún no se comprende a la innovación-y en especial a la innovación abierta- como un proceso permanente.
Falta de reconocimiento individual
Es importante comprender que los procesos de innovación son esfuerzos colectivos, y un aniquilador frecuente en su puesta en marcha tiene que ver con la falta de compromiso del equipo. Por eso, se hace necesario un especial reconocimiento a las personas de parte de los líderes, tanto por sus ideas generadas, como por sus ideas implementadas.
Vale señalar que en la innovación abierta es clave que los monos, chimpancés y gorilas trabajen juntos para lograr sus objetivos de forma común. Hay ejemplos positivos, como el BBVA y su Centro de Innovación en Madrid, y Masisa en Chile y su Masis Lab , en propuestas que permiten la interacción directa con las startups. Esta estrategia es utilizada por grandes empresas para empapar a sus trabajadores con nuevas conductas empresariales, nuevas motivaciones y energías, en la búsqueda por readaptar la tan compleja cultura organizacional.
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